Hace unos días buscaba en YouTube la sintonía de la miniserie de HBO Hermanos de Sangre (Band Of Brothers), sin otro motivo que el hecho de recordarla, dado que mi hijo acababa de verla por recomendación mía. Mientras escuchaba la estupenda banda sonora comencé a leer el primer comentario (en inglés) que tenía la publicación. No recuerdo el nick del usuario pero sí que databa de hacía ya cinco años. Y, al leerlo mientras las notas resonaban en mis oídos, confieso que me emocioné. Y pensé que a veces, cuando uno se topa con joyas como ésta, las redes sociales y demás artificios tecnológicos a menudo tan burdos y absorbentes resultan útiles e impagables. Nos permiten rescatar, por ejemplo, una declaración tan certera como la de ese usuario de YouTube que ya quizá haya fallecido. Y nos recuerda que hubo personas normales que hicieron cosas extraordinarias en momentos críticos. Y que nosotros no somos mejores que todos ellos.
Más abajo había otro comentario que ponía un perfecto corolario a lo expuesto por el anterior usuario: “The greatest generation”. Empiezo a pensar que tal vez sí que lo fue. Resulta inspirador para quienes vivimos en esta acomodada sociedad de ofendiditos. Mi pequeña contribución se ciñe a reproducir aquí dicho comentario traducido al español. No tiene desperdicio:
Soy un inglés de 80 años que se acerca al final de su vida. Uno de mis recuerdos de niño es estar de pie en la acera saludando a las tropas norteamericanas que atravesaban nuestro pueblo camino del Desembarco de Normandía. Uno de los soldados me lanzó un paquete de raciones. Nunca olvidaré su cara y a menudo me pregunto si sobrevivió. Yo he vivido una vida muy larga y feliz en una democracia, sin los males de un sistema nazi que podría haber sido mi destino. Honro la valentía y sacrificio de esta generación de hombres y mujeres y el precio que muchos de ellos pagaron para que mi generación y las generaciones venideras pudieran disfrutar de una calidad de vida que a ellos se les negó. Nunca los olvidaré. Que Dios los bendiga.